Semanas atrás, nos juntamos con Nico Barcia y Tito Sónico para conversar sobre Rock’n’roll Premium, el disco que grabaron, ellos solos, en excitadas sesiones durante el año pasado. Venía pensando sobre escribir algo que los describiera y explicara por qué este álbum contiene el mejor rock que vayamos a escuchar en años. Pensaba, entonces, en que los dos son unos veteranos inquilinos del mejor under local, aunque a veces subieron un par de pisos para luego volver al sótano, más curtidos pero sin rencores. Que, durante tres décadas, mostraron la cara del rock más pendenciera, desprejuiciada y arrogante. “Si yo no tuviera ego trabajaría en Catastro, en la Intendencia”, dice Barcia, y Tito suscribe con risas.

Pensaba que Rock’n’Roll Premium es un disco fresco y espontáneo como un picadito en la arena, lleno de rock, surf, psicodelia y todas las permutaciones que puedan hacerse. Que dice cosas de playas exóticas (a algunos rockeros nos gusta el verano), bailes, calor, chancletas y noches estivales, pero habla también de lo que no dice, y no en vano Barcia es un autor de letras filosas y provocativas. Y pensaba, también, en lo saludable de estas irrupciones, que aparecen cada tanto a contar chistes y tomar whisky en el largo velorio del rock.

Después de 30 años de compartir escenarios, la pregunta no es por qué este disco, sino por qué no antes.

Nico Barcia: No era un plan que no habíamos logrado materializar. Es algo que, a la vista, resulta natural. Si te ponés a pensar cómo laburamos, obviamente era natural. Si decís que no entendés por qué una banda de mierda festeja sus 30 años, te das cuenta cuándo un trabajo es un trabajo de mierda, y cuándo es un buen trabajo. Creo que esto fue la confirmación de que era natural que hiciéramos algo, más allá de que nuestros caminos no se hubieran cruzado antes.

Tito Sónico: No somos del mismo barrio, hay millones de cosas que no compartimos nunca en la vida, y el contacto que tuvimos fue de escenarios. Nico tiene afinidad con otros músicos pero, más allá de las afinidades estéticas, hay una unidad de proximidad física: estaba en la vuelta, y éramos como dos mundos separados. Nos conocimos en la cancha, digamos. Somos dos personas que se tienen respeto. Había un conocimiento mutuo de las habilidades del otro, que fueron progresando. Y hay un “reencuentro” porque también hay un camino que recorrimos parecido. Nico no es sólo guitarrista, también labura en gráfica, pinta, hace ilustraciones y libros... ¡Y yo también! Nos pasó lo mismo. Después de un tiempo, mirá qué cuesta llegar lúcido a esta altura y no tener el culo lleno de papelitos ni nada. Ninguno rozó nunca la fama y el éxito, aunque hay un reconocimiento. Creo que más para con Nico que para conmigo.

¿Hay cierto resentimiento de nuestra generación por no haber rozado la fama y el éxito?

Nico Barcia: Es un buen punto ese, y es como dice Tito. Es difícil que hayamos llegado hasta ahora en las condiciones en que llegamos. Porque estamos lúcidos, sanos, creo que miramos el mundo con más luz que oscuridad, y pasa algo, en lo que he pensado mucho, y ahora no quiero ser resentido yo, pero la gente, nuestra generación, como decís vos, cinco años más, tres años menos, es una generación súper oscura, que ha envejecido mal. No sé si tiene que ver el de dónde venimos, cómo era este lugar cuando éramos adolescentes, pero siempre está culpando de sus fracasos a los demás. A sus padres, que se divorciaron, o a la dictadura, o a las razias, o a los profesores caretas. Todo el mundo está enojadísimo con otras personas, y dispersan su resentimiento y su oscuridad por ahí. Yo creo que con Tito tenemos en común una actitud que no va de la mano de la oscuridad y el resentimiento. Y quizás este disco que sacamos ahora es una muestra de eso. Si lo mirás, lo escuchás y mirás lo que está pasando, parece más hecho por un hipster de 20 años que por dos tipos grandes.

Tito Sónico: Dijiste lo correcto. Además de que es un disco “veraniego”, es un disco que tira luz, que trata de iluminar un poquito.

Claro, es un disco de buen humor, que no quiere decir buena onda...

Tito Sónico: Sí, es de buen humor. Es un disco de rock. No estamos tocando canciones de mariposas. Y además, hay una raíz, en todo lo que hicimos musicalmente, en nuestros caminos separados, el común denominador es esto que estamos haciendo ahora, que es rock, loco. Siempre.

Nico Barcia: Es rock’n’roll. Es verdad, hay muchos pasajes del disco que no son buena onda, pero está llevado a un punto en que, por lo menos, vos la manejás. La mala onda se administra a base de rock’n’roll. Me pareció que este disco es un lugar lindo de habitar, donde hay tibieza, confianza. Donde se disfruta hasta el vacío que podés tener. Más lleno de amor, sin desconfianza de vos mismo ni de los demás. No es que muestra un mundo ideal. Es un mundo donde capaz que tampoco das pie, pero lo llevamos bien, estamos bien ahí dentro.

Tito Sónico: No es que toda la vida vayamos a hacer esto. Capaz que después los dos caemos en un pozo y se nos antoja hacer otra cosa. Pero esto refleja eso, porque estamos atravesando, los dos, un período similar. Uno no es igual a lo largo de la vida.

Nico Barcia: Pero tiene que ver con eso de envejecer bien o mal. Tengo amigos que, lamentablemente, no han envejecido bien. No se ponen contentos cuando otro está feliz, o están culpando a otra gente de su propio fracaso. Es como una manera de decir “yo estoy bien en este no lugar donde estoy”. Es un no-lugar. No sé lo que va a pasar mañana con mi vida. No puedo escribir sobre seguridad, sobre alegría ni optimismo. No estoy en ese lugar. Pero me siento bien en mi no-lugar. Hasta casi que tengo que estar acá.

Tito Sónico: Como músico te cuestionás un poco qué mierda estuviste haciendo en todo ese tiempo. Con los Súper nos preguntamos todo el tiempo quién es nuestro público, dónde está. ¿Para qué estoy? Obviamente, porque me gusta. Pero... ¿el resto?

Nico Barcia: Yo siempre uso la misma metáfora, porque a la gente le hace gracia y a mí me gusta hacer reír: si yo no tuviera ego, trabajaría en Catastro en la Intendencia, no tendría una banda. A mí me gusta hacer las cosas para que otro las disfrute, para que me digan qué lindo, aplaudan o me compren un disco. Es normal lo que pregunta Tito: ¿dónde están los otros? Esa es otra parte que, me parece, está bueno rozar, de Rock’n’roll Premium. Estamos haciendo una música que es como cuando nosotros éramos chicos y veíamos a un tipo de boina tocando un tango. No un tango de estos de colectivos de tango moderno. Un tango muy viejo. Nosotros estamos cerca de esa clasificación. Cultivamos un género y tratamos de avanzar, y seguimos un género que es digno de una momia. Eso es muy difícil, también. La mayoría de la gente que está acá piensa que el rock nació del Pilsen Rock. No entienden, no escucharon, no saben de qué se trata. Vieron mucho en Youtube y tienen un chamuyo recontralleno... Pero lo que encuentro más cerca al género que estamos haciendo ahora es el tango. Somos tipos grandes.

Está bien; un tanguero te puede emocionar con “Naranjo en flor”, una canción que tiene 80 años, pero no compone un tango que suene a la altura de los clásicos.

Nico Barcia: Para mí, uno de los valores, de los orgullos de este disco, es que no sea un disco de género. Hacer rock’n’roll es una papa. Son tres, cuatro acordes. Es una papa tener una banda de rock’n’roll de mierda. Pero, para nosotros, es un gol cuando te das cuenta de que hicimos un disco de rock que suena a todas las cosas que nos gustan, como se dice ahora, “a todo lo que está bien”, pero no fue hecho por nadie antes. Es original, es fresco y es actual. Para mí es un requisito que pase eso cuando toco rock’n’roll como el que tocamos en este disco. Quiero creer que, si reviviera uno de mis ídolos, dijera “pah, me hubiera gustado hacer una canción con este riff que nunca usé”. Porque son los recursos de la misma música. Usamos los mismos tipos de instrumento, los mismos tipos de sonido, los mismos pedales, reverb, un poco de fuzz, guitarras Telecaster, Stratocaster, Les Paul... no hay nada que no haya existido hace 50 años. Sin embargo, creo que el logro es poder hacer algo que no había pasado nunca. Eso está bueno. ¡Me olvidé de hacer este disco cuando era chico y lo hice ahora! Pero no es un disco de algo que ya pasó.

Estoy cansado de escuchar bandas que gastan miles de dólares para hacer discos que son una mierda. Discos hechos, de repente, por un productor gringo, con mucha guita en instrumentos, en todo. Y digo ¡la puta madre! ¡Qué disco de mierda! Porque, cuando te metés con algo que respetás mucho... es difícil decir que vas a hacer un disco mejor que uno de Black Sabbath... Pero que sea un aporte. Que tu disco haga del mundo un lugar mejor. Es difícil llegar a eso.

¿Por eso aparecen más en los libros que en la radio?

Nico Barcia: Eso va a ser así, siempre. Si todo el mundo que dice que vio a los Chicos Eléctricos es verdad, en Juntacadáveres había 12.000 personas. Llega un momento en que es más cool decir “ah, yo vi a los Supersónicos cuando eran como Siniestro Total”, y no fue nadie. Y es más de libro porque estaba tan bueno lo que hacíamos que el que lo vio lo dispersó, lo contó. Esa es la tradición de las cosas, llamale “de culto”. No sé por qué quedó tan presente en el inconsciente cultural underground de Montevideo la década del 90. Lo que pasa es que, mientras existió el rock uruguayo, que estaba convirtiéndose en algo que ya no estaba tan bueno, lo otro que pasaba éramos nosotros, que no éramos rock uruguayo. Y tocábamos bien, nuestros shows estaban buenos, logramos ediciones de casetes, llamamos la atención de alguna parte de la prensa... Digamos que éramos lo otro que pasaba. Teníamos una tendencia anglosajona, éramos hedonistas, no teníamos un mensaje “social”... íbamos por otro lado.

Tito Sónico: ¡Fijate la plata que hacíamos! Nos daban dos pesos cagados. Era imposible que toda esa gente entrase en donde tocábamos. Pero también es cierto que hay muy buenos músicos de rock ahora. Yo veo que hay buenos músicos, siempre hubo.

Nico Barcia: Hay músicos de la concha de la madre, y en Uruguay, en los últimos años, se ha aprendido mucho a sonar. Ahora hay muchos que tienen el sonido recontra calado, se tocan todo, se vieron 600 millones de tutoriales y los entendieron. Pero, a la larga, en el cernidor, eso no pasa. Cuando no hay algo que esté bueno para que vos transmitas en tu música, llámese letra, actitud, sueños, algo para compartir, que se note en lo extramusical, no pasa por el cernidor. El bebé queda de culo y nace muerto.