Con el anuncio del senador y empresario Juan Sartori de que finalmente no será precandidato y apoyará la postulación de Álvaro Delgado se terminó una de las grandes incógnitas que había en la interna del Partido Nacional (PN), pero enseguida se dispararon otras preguntas, sobre todo entre dirigentes blancos. ¿Qué influencia tendrá el apoyo de Sartori sobre la precandidatura de Delgado? ¿Podrá traspasar todo o parte de su caudal electoral? ¿Se mueve la aguja en la interna blanca? la diaria consultó a varios especialistas sobre cómo ven el último movimiento de Sartori en el escenario blanco.

El sociólogo Eduardo Bottinelli, director de la consultora Factum, señaló que este movimiento en realidad no cambia la oferta electoral que estaba prevista, pero sí “lo esperable”, porque “había una idea de que Sartori podía ser candidato” y “más o menos aparecía para la gente en el menú”. Bottinelli explicó que este movimiento, que se produce en una instancia electoral interna, que es de voto voluntario, permite conocer si “el apoyo de Sartori a Delgado hace que gente que hubiese ido a votar a Sartori igual va a votar a Delgado”.

El sociólogo indicó que, en principio, hay que tener en cuenta “el perfil del público al que llegaba Sartori más fácilmente como candidato”, ya que “no necesariamente es un activo militante del PN, sino más bien un perfil que tendía a estar más lejos de la política o buscando la novedad fuera de la política tradicional”, porque Sartori “representaba una cosa distinta”.

Por lo tanto, para Bottinelli, “esa parte del electorado es probable que no vaya” a votar en junio, “porque no tiene los atractivos que tenía” al presentarse Sartori. “Lo que entusiasmaba para ir a votar era votar a esa persona, y votar a una lista de convencionales que apoyan otra candidatura no tiene el mismo tipo de estímulo para la persona que busca algo distinto”, subrayó.

Bottinelli destacó que esto ya se vio al analizar el perfil de votantes de Sartori en la interna de 2019 y luego en la elección nacional de octubre de ese año, cuando el empresario encabezó la lista al Senado, ya que en números fueron casi los mismos votos, cerca de 100.000, pero se trató de “personas distintas”. Además, subrayó que una instancia fue con voto voluntario y otra, con voto obligatorio, por lo tanto, proporcionalmente, en octubre de 2019 Sartori obtuvo menos votación, “entre otras cosas, porque esa figura novedosa no era la cabeza”, subrayó el sociólogo.

A su vez, Bottinelli señaló que hay una estructura política del sector de Sartori que “más o menos se mantiene”, después de varias escisiones que tuvo en 2020 y 2021, y, si bien “no es grande”, tiene algunos referentes y la lista como tal existe, entonces, “esa estructura, más política, probablemente sí se traslade a apoyar a Delgado”.

Por otro lado, Bottinelli dijo que “no es esperable que haya potenciales votantes de Sartori que elijan otra opción” en forma masiva, es decir, a Laura Raffo o a Jorge Gandini (los precandidatos blancos que le siguen a Delgado en las encuestas). Por lo tanto, el sociólogo prevé que “los dos grandes comportamientos” de los potenciales seguidores de Sartori son que en la interna no vayan a votar, y, si lo hacen, que sea por Delgado.

“Racional y conveniente”

En tanto, el politólogo Daniel Buquet piensa que Sartori “evaluó el costo de su campaña y las chances de ganar la interna”, y tuvo en cuenta que esto último “tiene una probabilidad muy baja”, porque el liderazgo de Delgado “parece difícil de desafiar”. Por otro lado, sostuvo que el empresario “tal vez no precise, como precisó hace cinco años, su precandidatura para ubicar su figura en el contexto político del PN”, porque “ya está posicionado”.

Por lo tanto, para Buquet, la decisión de Sartori “parece racional y conveniente”, dado que no gasta en una campaña propia y, en todo caso, contribuye con la de Delgado, con la aspiración a ser reelegido en el Senado “y buscar su oportunidad” para ser candidato a presidente “más adelante”. De todos modos, el politólogo subrayó que esa oportunidad en la elección de 2029 “parece poco probable”, porque “si todo es normal, el principal aspirante blanco dentro de cinco años es el actual presidente, y así como Sartori probablemente calcule que no le puede ganar a Delgado, difícilmente le pueda ganar a Lacalle Pou. Tendría que esperar diez años, pero, en todo caso, es joven”.

En tanto, pensando en qué puede ganar Delgado con su apoyo, Buquet señaló que el punto es si Sartori “contribuye con recursos, militancia, clubes”, etcétera, es decir, con estructura política, que “en las internas tiene una incidencia superior a las elecciones nacionales”. Es así que, para el politólogo, “no es tanto si la gente no tiene a Sartori, entonces, elige por su cuenta”, sino que “en algunos puntos, donde referentes de Sartori se mueven para buscar votos, llevan a la gente a votar al que Sartori apoyó”. De todos modos, tampoco cree que “el poder de convocatoria de Sartori hacia un tercero sea particularmente relevante”.

Además, Buquet hizo un paralelismo con el Frente Amplio (FA), en cuanto a cómo afecta la competencia entre los que quedan, ya que piensa que tanto la bajada de Mario Bergara en la interna de la oposición como la “bajada” de Sartori –no es estrictamente una bajada porque nunca se llegó a “subir”– son decisiones “que parecen no mover demasiado la aguja”. “Son dos opciones electorales que no quiero decir marginales, porque no es que no tengan ningún impacto, pero tienen escaso apoyo electoral, un apoyo menor respecto de los otros dos principales candidatos. Sartori estaba abajo de Raffo”, finalizó.

“Es muy difícil pensar” que simpatía por Sartori “se va a mover mecánicamente” a Delgado

Por su parte, el politólogo Daniel Chasquetti subrayó que había una incertidumbre sobre cuál sería el futuro de Sartori, dado que es un político “part-time, que no se preocupó por hacer las cosas que hacen los políticos promedio, es decir, fortalecer una organización nacional, tener un programa, un perfil”, etcétera. Subrayó que “lógicamente” Sartori apoya “al ganador” porque “es la manera de seguir influyendo”, ya que “el apoyo en algún momento se cobra, en el sentido amplio”, ya que significa “ganar influencia y reputación frente a los votantes”.

El politólogo también dijo que el perfil del votante de Sartori es de una persona a la que “no le interesa mucho la política, que está más bien lejos de los partidos y con una inclinación muy general”, a la que “probablemente le llamarán la atención algunos atributos de Sartori, que es joven, lindo y millonario”, por lo tanto, “es muy difícil pensar que eso se va a mover mecánicamente” a Delgado.

Además, Chasquetti subrayó que en el PN ya hace tiempo “que no hay alas muy marcadas y definidas”, porque la aparición de Lacalle Pou “moviéndose al centro rompió con esa cosa histórica”, al menos durante la era de Luis Alberto Lacalle Herrera y de Jorge Larrañaga, donde el último “estaba más al centro” y el primero, “más a la derecha”.

Por último, Chasquetti subrayó que “pesan muchas cosas” sobre Sartori, como la ausencia del Parlamento, pero, a su juicio, la más grave es que no haya presentado la declaración jurada de su esposa ante la Junta de Transparencia y Ética Pública, porque “es una señal horrible”. Señaló que la gente se fue formando la idea de que Sartori es “un part-time”, porque no está siempre, por lo tanto, “es un político raro”. “Para alguna gente eso puede estar bien, pero me parece que para la mayoría no está bien, porque hay un acuerdo básico en que es una profesión y tenés que dedicarte, históricamente ha sido así”, finalizó.

Si bien algunos dirigentes blancos, como Raffo, piensan que este movimiento polariza la elección interna, como en el FA, Bottinelli consideró que “los datos no muestran que esté polarizada”, sino que en la interna del PN pasa a haber “casi que una hegemonía de un sector sobre el resto”, del que la cabeza “en realidad” es el presidente Luis Lacalle Pou, “representado por Delgado en términos de candidatura”.

Por último, Bottinelli marcó una diferencia de Sartori con relación a la campaña pasada, en la que uno de los componentes principales fue la novedad: para esta instancia ya no es una novedad, y no sólo eso, sino que además estuvo en el Palacio Legislativo como senador, “y tiene sus cosas positivas y negativas ya arriba de la mesa”.