La del título fue la pregunta de mi hija Sofía luego de escuchar en abril al presidente, Luis Lacalle Pou, en la Fundación Libertad en Buenos Aires. Como me pareció muy saludable que quienes están ingresando a la vida ciudadana se planteen esto, decidí, antes que darle una solución dogmática, darle elementos para juzgar por sí misma.

Primero, le dije, deja que te diga que hay un viejo debate en la literatura académica sobre teoría del desarrollo donde se presenta el Estado como problema o bien el Estado como solución para el desarrollo (Peter Evans).

Segundo, por otro lado, más recientemente, hace ya 20 años Francis Fukuyama, un politólogo neoconservador, escribió un libro muy interesante que se llama La construcción del Estado. En ese libro, el autor, luego de una autocrítica neoliberal, llamó la atención sobre distinguir entre el alcance y la fuerza del Estado.

Cuando hablamos del alcance hablamos de las funciones del Estado: mínimas, como defensa, orden y derechos de propiedad; intermedias, como educación y medioambiente; y dinámicas, como la política industrial, que son más amplias en los capitalismos de orientación socialdemócrata y más reducidas en los capitalismos de orientación liberal (Hall y Soskice).

Cuando hablamos de la fuerza hablamos de las capacidades institucionales, técnicas y políticas que cualquier desarrollo requiere, independientemente de preferencias liberales o socialdemócratas. Las capacidades institucionales pueden observarse a partir del diseño y gestión organizacional, del diseño del sistema político, de la base de legitimación o finalmente de los factores culturales, o, de otra manera, de las normas, de los valores y de la cultura. Nadie quiere un Estado gordo: no lo quieren los liberales, pero tampoco lo quieren los socialdemócratas. Estos últimos, además de un Estado de mayor alcance, pretenden un Estado musculoso.

Nadie quiere un Estado gordo: no lo quieren los liberales, pero tampoco lo quieren los socialdemócratas. Estos últimos, además de un Estado de mayor alcance, pretenden un Estado musculoso.

Tercero, en síntesis, si tus preferencias son liberales, querrás un Estado de menor alcance, lo que no quiere decir sin capacidades, y si tus preferencias son socialdemócratas, el alcance podrá ser mayor y la fuerza desarrollará las capacidades necesarias.

–Entonces –reflexionó Sofía, como asimilando mi explicación–, ¿que sea fuerte, o sea institucionalmente fuerte, es independiente de la dimensión?

–Exacto, puede ser limitado en el alcance y débil en su fuerza, como sucede en Sierra Leona, por ejemplo. Nadie debería querer ese tipo de Estado. Asimismo, puede ser fuerte y grande en su alcance, como es el caso de Francia.

Gracias, Sofía, por la pregunta; espero que haya atendido tu inquietud. Creo que esta es la pregunta que todos deberíamos hacernos y discutir públicamente.

José Miguel Busquets es profesor de Ciencia Política de la Universidad de la República e integrante del Sistema Nacional de Investigadores.