En un comunicado publicado este domingo, la Casa Blanca informó que el presidente estadounidense, Joe Biden, mantuvo una conversación telefónica con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, en la que el líder demócratale le “reiteró” al político derechista “su posición clara” sobre una posible invasión de la ciudad fronteriza de Rafah, situada en el extremo sur de la Franja de Gaza, pegada a la frontera con Egipto.

Allí hay cerca de un millón y medio de palestinos que fueron desplazados hacia el sur por los persistentes ataques israelíes sobre la zona norte y centro del enclave palestino.

El gobierno de Biden ya había manifestado en numerosas ocasiones que no apoyaría una operación militar sobre Rafah sin un plan humanitario apropiado y creíble para poner a salvo a la numerosa población civil que allí se encuentra.

Israel viene amenazando con invadir por tierra la ciudad, la cual ya viene siendo bombardeada, argumentando que en el lugar hay varias columnas militares de Hamas, la entidad palestina que gobierna Gaza desde 2007.

Anteriormente, el portavoz de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, había dicho que Israel había aceptado escuchar las preocupaciones y los reparos de Estados Unidos antes de lanzar una invasión.

Varios de los aliados de Israel, además de la Organización de las Naciones Unidas y numerosas organizaciones de ayuda que trabajan en la zona, han instado al gobierno de Israel a no invadir la ciudad del sur de la Franja de Gaza para impedir una casi segura catástrofe humanitaria.

También este domingo, de acuerdo a lo que informó la cadena qatarí Al Jazeera, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, dijo que únicamente la presión de Estados Unidos podría impedir que Israel lanzara la invasión terrestre sobre Rafah.

“Pedimos a Estados Unidos que pida a Israel que no continúe con el ataque a Rafah. Estados Unidos es el único país capaz de impedir que Israel cometa este crimen”, expresó Abbas durante una reunión especial del Foro Económico Mundial celebrada este domingo en Riad, la capital de Arabia Saudita.

Por otra parte, una delegación de Hamas viajará por estas horas desde Qatar a El Cairo para discutir con los mediadores qataríes y egipcios los comentarios que la organización palestina tiene sobre la respuesta israelí a su reciente propuesta de alto al fuego. Según se informó, la comitiva de la entidad palestina está encabezada por Khalil al-Hayya, uno de los líderes políticos más importantes de la organización palestina.

Paralelamente, un alto responsable de Hamas dijo el domingo a AFP que la entidad a la que él pertenece no tenía “ningún problema importante” con la última propuesta de Israel y Egipto para un alto al fuego en Gaza.

“La atmósfera es positiva, a menos que haya nuevos obstáculos israelíes. No hay problemas importantes en las observaciones y consultas presentadas por Hamas sobre el contenido” de la propuesta, dijo un funcionario de Hamas que habló bajo condición de anonimato.

La presión interna en aumento que existe sobre el gobierno de Netanyahu para que negocie una tregua que permita la liberación de algunos de los más de 100 rehenes que permanecen cautivos en Gaza desde el 7 de octubre del año pasado se reflejó en una declaración del canciller, Israel Katz, que abre una cierta esperanza de que se pueda llegar a una tregua temporal.

En declaraciones al canal 12 de la televisión israelí, Katz aseguró que los planes para lanzar un ataque masivo sobre la ciudad gazatí de Rafah quedarán automáticamente suspendidos en el momento en que se alcance un acuerdo con Hamas para liberar a los rehenes que tiene en su poder.

“La liberación de los rehenes representa un asunto clave para nosotros, así que sí: si hay un acuerdo, suspenderemos la operación”, dijo el jerarca del gobierno israelí durante la entrevista.

Con sus dichos Katz confirmó lo que este sábado fuentes oficiales israelíes les transmitieron a los medios del país: que la nueva oferta presentada en las últimas horas a Hamas es la oportunidad final que tiene la organización palestina de aceptar un alto al fuego, porque, en caso contrario, el ejército israelí lanzará su gran ofensiva sobre Rafah.