El argentino Marcelo Bielsa, uno de esos personajes con un sello distintivo que no pasa desapercibido, está próximo a cerrar las negociaciones para asumir como director técnico de la selección uruguaya. Su llegada asegura que habrá polémica futbolera, porque sus formas no son habituales y sus actitudes suelen estar bajo la lupa; pero también por sus antecedentes hay garantía de que construirá un equipo con una filosofía de juego propia, basada en la búsqueda del arco rival, la presión y los duelos uno contra uno en todo el campo.

Detrás de esos y otros conceptos fundamentales del estilo de Bielsa, hay una metodología de trabajo meticulosa, con resultados que son destacadas por innumerables futbolistas a los que dirigió. De hecho, el legado que dejó en sus más de 40 años como entrenador ha generado una categoría de exfutbolistas hoy técnicos bajo el paraguas del “bielsismo”, un ismo propio que denota relevancia y a la vez demuestra que su método puede inspirar cualquier otra forma.

Entonces, nada mejor que recurrir al propio Bielsa para poner en palabras cuál es su estilo e intención de juego, en la víspera de que esos recursos empiecen a ser incorporados por los futbolistas uruguayos y sean juzgados por los ojos de los espectadores.

“El sistema táctico no define el estilo de juego de un equipo” es una máxima que el DT argentino repite y con la que comenzó –de forma desafiante– una disertación que dio en 2018 en Punta del Este. Lejos de mostrarse como un fundamentalista de la táctica, sostuvo que los esquemas dan “orden y organización” a un conjunto de futbolistas, pero los partidos se definen “por la calidad de los jugadores”.

Recién cuando hay dos rivales parejos empiezan a cobrar fuerza otros factores, y en pos de no dejar detalle librado al azar es que Bielsa desarrolló una obsesión por los sistemas tácticos y sus variantes durante el juego. Paradójicamente, aunque aquella vez dedicó dos horas a exponer sobre el asunto, señaló que no les “asigna importancia” a los sistemas.

Cada DT con su sensibilidad

Aclarada la “confusión” entre estilo de juego y sistema táctico, Bielsa repasó su decálogo a la hora de dirigir y subrayó que cada entrenador elige en función de su “sensibilidad de qué forma vincularse con el juego”, no habiendo recetas mágicas. Porque para cada una de sus definiciones hay “una antagónica, igual de legítima y efectiva”, aclaró el argentino.

Sus decisiones son que el equipo que dirige sea protagonista, y en pos de ello elige a los futbolistas priorizando las “características ofensivas sobre las defensivas”, y la propuesta es generar duelos individuales –uno contra uno– en todo el campo, ocupando los espacios –el centro y las dos bandas– “de forma proporcional”.

Bielsa reconoció que esta postura resulta “riesgosa”, porque se “ataca en espacios reducidos y se defiende en espacios amplios”, pero ante la disyuntiva de quién tendrá el control del partido prefiere asumir riesgos que “ceder o compartir con el rival minutos de posesión”.

Igualmente, indicó que a la hora de preparar un encuentro piensa “en la posesión y en la recuperación” como objetivos principales. “Imagino un partido con la posesión, pero se puede desarrollar de otra manera y mi equipo debe estar preparado del mismo modo para los dos momentos del juego”, declaró.

En ambas facetas, los movimientos constantes y la intensidad son claves: “El fútbol es desplazamiento, en cualquier circunstancia encuentro un motivo para que un jugador esté corriendo”, dijo Bielsa años atrás según recoge el diario Marca. Para muestra, el medio español recordó a Pep Guardiola, que declaró en 2011 que “nunca había jugado contra un equipo tan intenso”, tras un empate 2-2 del Barcelona con el Athletic Bilbao que dirigía el argentino.

Ligada a la presión constante está la búsqueda de duelos individuales, donde la apuesta es que el futbolista propio domine y anticipe al rival: “Si a un jugador le toca defender en un sector donde no hay ningún rival, deberá desplazarse con algún criterio preestablecido para encontrar a quién marcar, porque si no otro compañero tendrá a dos oponentes”. En cambio, en la faceta ofensiva “se parte de un lugar asignado en función del esquema”, aunque se permite la “sorpresa” en los movimientos, siempre que sea para “generar un desequilibrio”.

Otro principio rector para el DT argentino es el “respeto al reglamento”, al que entiende como “una herramienta que permite jugar” y no como “un recurso para obtener ventajas sin transgredirlo pero rozando los límites”. Como ejemplo extremo, en 2019 obligó a sus dirigidos del Leeds inglés a que se dejaran meter un gol, tras una conversión que había generado el reclamo de los rivales por haber un jugador caído en el campo.

“Enseñar la solución”

Definido el estilo de juego que pretende para sus equipos, Bielsa propone entrenamientos con ejercicios que promuevan esas dinámicas. En visión del argentino, “el entrenamiento debe ayudar a jugar de una manera determinada” y el rol del entrenador es que “cada futbolista esté lo más cerca de su potencial”.

Javier Llorente, quien fue ayudante de Bielsa por más de diez años, recordó en una entrevista para The Coaches’ Voice que habían desarrollado 500 ejercicios, incluidas 30 formas distintas de hacer paredes para avanzar en el campo. “Son muchos los detalles que lo diferencian, pero por encima de todos está que es un extraordinario creador de ejercicios que mejoran al jugador”, evaluó Llorente.

Al hablar de la formación de los futbolistas y su método, Bielsa explicó que hay dos formas de transmitir conocimientos: “presentarle al jugador una situación que contenga un problema y que él busque la solución”, o generar instancias de entrenamiento repetidas para ayudar a quienes no tienen tanto “talento creativo”. Esto último lleva a que “si no sabe la solución pero se la enseñamos, [el futbolista] la podrá ejecutar” en la cancha.

Eso le reconoce Diego Simeone –dirigido por Bielsa en la selección argentina–, quien planteó que la mecanización de movimientos en los entrenamientos estaba siempre “orientada a lo que quería del equipo”, y en los partidos los futbolistas “terminaban respondiendo a esa situación [que fue practicada] sin darse cuenta”.

“Ignorar al rival no cotiza”

Luego de explayarse sobre su estilo y la forma de entrenar, el argentino se adentró en el mundo de la táctica. El DT sostuvo que el esquema propio se puede elegir porque el técnico interpreta que es el mejor para las características de sus jugadores, “sin importar el rival”, o plantear una táctica en función de lo que propone el otro equipo. Pese a estar ambas opciones, aseguró que en el 90% de los partidos relevantes, que son “a todo o nada”, la postura de “yo pienso en mi equipo e ignoro al rival no cotiza”.

Tomando eso como base, Bielsa planteó sistemas de respuesta, porque en su visión “todos los esquemas son simétricos” y para cada uno existe otro que lo contrarresta. “En los grandes partidos, donde hay un jugador mío hay uno del rival, entonces siempre sobra uno para defender y falta una para presionar arriba, el resto es uno contra uno”, analizó.

Bajo ese postulado fue que presentó su modelo de diez esquemas tácticos para contrarrestar la distribución de jugadores del oponente (ver páginas siguientes). Por ejemplo, si el rival se planta 4-3-3 la táctica de respuesta es 4-2-1-3, en cambio si hay que enfrentar un 3-4-3 el sistema espejo será 4-2-4.

Siguiendo esa lógica, detalló que las tareas defensivas tienen “tres normas” –donde hay un rival hay un jugador propio, un defensa “sobra para cubrir los desequilibrios”, y debe haber “compatibilidad” de características de quien defiende con quien ataca– que definen cuándo debe usarse una línea de tres: “Se justifica cuando hay dos delanteros” en el equipo rival, porque si se defiende con dos centrales “se pierde la capacidad de tener un hombre libre de respaldo”.

La practicidad para variar de tres a cuatro defensores es habitual en sus equipos, algo que hacía por ejemplo en el Athletic Bilbao con Javi Martínez, volante devenido en central, o con Gary Medel en la selección chilena. Otro integrante de esa selección, Claudio Maldonado, dijo en 2013 que un rasgo distintivo de Bielsa es que “le gusta variar la parte táctica e inventar cosas nuevas”, motivo por el que le recomendó no asumir en un equipo brasileño –país donde Maldonado jugó por más de diez años– ya que no tendría tiempo para trabajar.

“Proceso” y “compromiso”

Si bien no aparece en su decálogo ni forma parte de sus charlas, la filosofía de Bielsa incluye también valores más allá del campo de juego, con un liderazgo que cautiva y convence de una forma distinta a la tradicional. “Es un tipo que le llega al jugador y que también atrapa a las personas que están por fuera del fútbol. A mi vieja, a mi abuela y hasta a una ciudad entera” puede cautivar el DT argentino, declaró Cristian Bassedas, a quien dirigió en Vélez y la selección argentina.

“El grado de compromiso” que genera Bielsa se retrata en una anécdota que contó Harold Mayne-Nicholls, quien comandó la Federación de Fútbol de Chile cuando el rosarino fue seleccionador. En la concentración de Sudáfrica 2010 había dirigentes con sus familias, y previo al Mundial el cuerpo técnico les aclaró a todos que no podían interferir en los entrenamientos. Ya clasificados a la segunda fase, Mayne-Nicholls le dijo a su hijo de ocho años para ir a una práctica: “Me dijo que no; yo era la autoridad [de la federación] y era su padre, pero me recordó que Bielsa no quería eso”.

Para sumar otra característica extrafutbolística y quizás una muestra de continuidad tras los 15 años del Maestro Óscar Tabárez, también Bielsa integra el equipo de los que priorizan el camino más que la recompensa. Uno de sus discípulos, Pablo Aimar –parte del cuerpo técnico de Argentina campeón del mundo–, dijo que fue Bielsa quien lo convenció “de que lo importante es el proceso” y lo que deja un entrenador en sus futbolistas. El ex diez se lo agradeció con este elogio: “No son muchos [los jugadores] que han ganado títulos con Bielsa. Yo he ganado títulos con otros entrenadores, pero siempre voy a decir que el mejor técnico que tuve fue Bielsa”.