El cantautor español Joan Manuel Serrat fue galardonado con el Premio Princesa de Asturias de las Artes 2024, según anunció este miércoles desde Oviedo la Fundación Princesa de Asturias. El fallo unánime del jurado destaca que el artista, de 80 años, “trasciende la música y se hace referente cívico, sumando a las letras de sus canciones la fuerza del himno colectivo con voluntad universal”.

“En el trabajo de Serrat de honda raíz mediterránea se aúna el arte de la poesía y la música al servicio de la tolerancia, los valores compartidos, la riqueza de la diversidad de lenguas y culturas, así como un necesario afán de libertad”, fundamentó el comité integrado por Claude Bussac, Josep Maria Flotats i Picas, Sergio Gutiérrez Sánchez, Maribel López Zambrana, Antonio Lucas Herrero, Joan Matabosch Grifoll, Isabel Muñoz Villalonga, María Pagés Madrigal, Helena Pimenta Hernández, Martha Thorne, Rosa Torres-Pardo y Carlos Urroz Arancibia, bajo la presidencia de Miguel Zugaza Miranda y la secretaría de Sandra Rotondo Urcola.

“No encuentro mejor manera que una distinción tan prestigiosa como esta para despedir una carrera profesional y satisfactoria como la mía”, dijo Serrat tras conocer el fallo, que se divulgó a las 12.00 hora local. El músico añadió: “Gracias a todos aquellos que en esta ocasión y en otras anteriores propusieron unir mi nombre a la lista de galardonados por este premio”. Quien lo propuso para esta edición fue Antonio Gutiérrez, exsecretario general de la federación sindical Comisiones Obreras.

Serrat dio el último concierto de su gira de despedida el 14 de diciembre de 2022 en Madrid. Un mes atrás, el tour, denominado El vicio de cantar (1965-2022), lo había traído al estadio Centenario, y en esa estadía en Montevideo realizó diversas actividades; entre ellas, recibió un doctorado honoris causa de la Universidad de la República. Fue la más reciente de una serie de visitas que, en solitario o en compañía de otros artistas, como Joaquín Sabina, forjaron una relación profunda y duradera con los públicos y artistas del país y de la región.

Además de los intercambios con artistas como Mercedes Sosa, Mario Benedetti o Daniel Viglietti, por nombrar algunos, la historia de Serrat y la de América Latina se vinculan por las experiencias cruzadas de las dictaduras y el exilio. Nacido en 1943 en Barcelona, comenzó a hacerse conocido como intérprete a mediados de la década de 1960 y se transformó en uno de los referentes de la nova cançó catalana, que era mirada con desconfianza por el régimen franquista, que censuraría varias de sus creaciones.

En 1968, para el disco La paloma, compuso sus primeras canciones en español, llegó al número uno de los rankings nacionales con “Cançó de Matinada” y dio el salto a las pantallas de cine en películas como Palabras de amor (Antoni Ribas). Ese año fue elegido para representar a España en el certamen Eurovisión, pero renunció porque no se le permitió cantar en catalán. Al año siguiente participó con el tema “Penélope” en el IV Festival Internacional de Canção Popular de Río de Janeiro y ganó el premio a Mejor letra y Mejor música e interpretación, lo que fue clave para su contacto con América Latina, porque con ese impulso dio inicio a su primera gira por este hemisferio.

La recorrida estaba programada para tres meses, pero duró el doble. La recepción del público y el clima de cambio político que se vivía en nuestro continente sedujeron al joven cantautor. Argentina, Chile, México, Perú, Colombia, Venezuela, Puerto Rico y Santo Domingo y México fueron parte de ese viaje inicial que lo marcó profundamente, como reconocería en varias ocasiones. “Aquella gira me llevó al conocimiento y a la estimación; también a encontrarme rodeado de una gente que fue capaz de integrarme en su realidad. Una realidad que aún me tiene absolutamente tomado, porque es muy difícil pasar por esta experiencia y olvidarla. Han pasado casi 40 años, una vida en la cual he aprendido mucho de América. Allí he dejado mucho, he perdido mucho, y he ganado mucho. Uno se siente siempre atado a sus amores, a sus recuerdos, donde arraiga el más profundo de sus sentimientos”, dijo en 2007 a la revista de la Casa América-Catalunya.

Tras su regreso a España, lanzó en 1971 el álbum Mediterráneo, quizás el más aclamado de su carrera, y fue ocupando espacios cada vez más destacados a medida que la dictadura franquista iba perdiendo poder; sin embargo, en 1975 debió exiliarse durante un año debido a sus críticas al régimen.

Desde su retorno, sus álbumes en español y catalán se sucedieron casi anualmente; en 1985 apareció El sur también existe, que fue un éxito a ambos lados del Atlántico. En el 2000 apareció Cansiones, para el que adaptó temas de Violeta Parra, Víctor Jara y José Alfredo Jiménez, y en Versos en la boca (2002) musicalizó textos de Eduardo Galeano y Tito Muñoz. Tras recuperarse de un cáncer de vejiga, en 2007 emprendió nuevas giras internacionales, que lo trajeron a Uruguay en diversas ocasiones. En febrero de 2015, por ejemplo, para los festejos de su medio siglo de carrera, dio seis recitales en el Auditorio del Sodre.