Bajo la dirección de María Noel Riccetto, el Ballet Nacional del Sodre (BNS) estrena La viuda alegre, una opereta con prólogo y tres actos, con coreografía de Ronald Hynd y música de Franz Lehár. El BNS estará acompañado por la Orquesta Sinfónica Nacional del Sodre, dirigida por Nicolás Rauss.

Se trata de una versión muy diferente a las dos anteriores que presentó el BNS en 2012 y 2018, ya que esta producción del Teatro Municipal de Santiago (Chile) se caracteriza por su carácter poético. Rauss, quien asumió este año la dirección de la Ossodre, estará dirigiendo por primera vez la orquesta para un ballet del BNS y destaca el alto ideal artístico de la compañía. Para esta producción el BNS cuenta con la presencia de la repositora Marilyn Vera-Gatt, esposa de Hynd, quien en esta oportunidad no pudo viajar debido a su avanzada edad; además, recibe como maestro invitado a Alejandro Parente.

La opereta La viuda alegre fue estrenada en Viena el 30 de diciembre de 1905 y desde entonces es considerada una de las obras más importantes del género. Su versión en ballet fue creada para The Australian Ballet por Sir Robert Helpmann y el estreno mundial tuvo lugar en el Palais Theatre de Melbourne el 13 de noviembre de 1975. La obra alcanzó mayor popularidad cuando, en 1976, la maravillosa Margot Fonteyn interpretó el rol protagonista de Hanna como bailarina invitada de The Australian Ballet.

En la puesta que estrenará el BNS este jueves el personaje del embajador Camille será interpretado por el solista Guillermo González, quien lo definió para la diaria: “Es un hombre muy pícaro, muy fino, muy divertido, muy sensible, y un gran conquistador porque no se casa con nada”. Sostiene que “es un clásico, pero se diferencia de otros porque no es un drama sino una comedia; tiene su parte dramática pero muy sutil”.

“Hay dos historias de amor. Una de ellas es la de la viuda que se reenamora de Danilo. Ellos se habían enamorado de jóvenes, pasaron los años y se volvieron a encontrar, ella viuda y sumamente rica, lo que le sirve al padre de Danilo para salvar su empobrecido reino. La otra es el amor de Valencienne con el Barón; ella es una muchacha muy joven y él un hombre muy mayor. Aparece este embajador francés, se enamoran y son descubiertos, pero el Barón tiene un amor tan grande que con tal de verla feliz acepta que el embajador vaya con ellos, lo que hace que el amor de ella por el Barón crezca. Son dos historias que se cuentan a la vez en forma de comedia romántica”, resume sobre el argumento.

González explica por qué La viuda alegre es diferente de los ballets clásicos tradicionales: “Desde los vestuarios imponentes, la protagonista no usa tutú, los hombres no usamos malla, hasta su característica de comedia descontracturada. En todos los clásicos hay momentos solemnes, mientras que en esta no: todo el tiempo es una fiesta”.

Sobre los retos que implicó, González destaca que “tiene cosas muy difíciles técnicamente, porque no puede perderse lo que está pasando en la escena. Eso es lo difícil: cuando viene el momento técnico hay que seguir interpretando y es muy desafiante. Es como venir a ver una película, es desafiante pero fantástico por donde lo mires”.

En cuanto a la presencia de Vera-Gatt, el bailarín comenta: “Para los bailarines, cuando viene el repositor es genial porque sabe cada detalle de cada personaje en cada situación. Me entrena artísticamente de una manera extraordinaria en la que solamente lo puede hacer una persona que estuvo de primera mano trabajando con el creador del ballet. Estas instancias son alimento para tu carrera artística como intérprete”.

La viuda alegre es un ballet diferente, burbujeante, con el encanto del París de principios del siglo XX. “Es todo un combo: música maravillosa, una coreografía espléndida, muy bien hecha, que se estrena en un momento en que la compañía está muy bien, con un alto nivel. Siento que es la pieza de este año”, sintetiza González, al tiempo que invita al público: “Vengan, porque todos necesitamos un respiro en el alma y llorar sonriendo, sentirse vivo y alegre. Saber que hay cosas que pasan porque otras mejores están por venir”.

La viuda alegre, por el BNS. En la sala Fabini del Auditorio Nacional Adela Reta, del 14 al 28 de setiembre. Entradas desde $ 100 por Tickantel y en la boletería de la sala.

“Un argentino de corazón uruguayo”

Guillermo González comenzó sus estudios de ballet con su madre y continuó con su abuela, Nebita Alladio, en su San Juan natal. En 2001 ingresó al Colón, donde estudió hasta que Julio Bocca lo contrató, cuando tenía 16 años, para integrar el Ballet Argentino. Además, bailó en la compañía Ballet Concierto, de Iñaki Urlezaga, en el Ballet Contemporáneo del teatro San Martín, en el Ballet Municipal de Santiago y en el Ballet Estable del teatro Colón. Audicionó para el BNS en 2010 e ingresó en febrero de 2011. En 2012 ascendió a solista. Tuvo roles de primer bailarín en al menos la mitad de las obras en que ha bailado en estos 13 años, el primero fue en 2011 en el Lago de los cisnes. Hoy se autodefine como “argentino de corazón uruguayo”.