La diplomacia está lejos de ser su característica más saliente. En pleno horario laboral, con la agenda especialmente ocupada -de cara a la novena edición de la Maratón de Montevideo- y habituada a las más típicas curiosidades de los visitantes del lugar, señala con sorna una escalera que transporta hacia la única y pequeña ventana de su repartición por la que puede verse el césped del estadio Centenario.

Las oficinas de la Secretaría de Educación Física, Deporte y Recreación de la Intendencia de Montevideo (IM) están ubicadas en su tribuna Colombes. Pasan algo desapercibidas entre los árboles de la bajada del parque, los autos estacionados y los funcionarios que salen a la puerta a fumar. Con su actual coordinadora, la periodista Silvia Pérez, caminamos por las afueras del monumento, giramos rumbo a la tribuna Olímpica y entramos al Museo del Fútbol uruguayo, donde es recibida con el tipo de saludo reservado para los locatarios. Hija de un padre futbolista y periodista (Marcelino Pérez), periodista del diario El País –donde se destacó como entrevistadora y cronista durante 26 años– y panelista del mítico ciclo televisivo Estadio Uno, las grandes hazañas y las olvidables tardes futboleras son parte de su rutina de toda la vida.

“Acá estamos”, dirá más tarde, con serenidad, para expresar el pragmatismo y la responsabilidad con la que asumió su rol de gestión y representación municipal, en febrero de 2022. “Todavía me pasa que cuando veo un partido en la tele, sigo sintiendo que al otro día tengo que ir a hacer la nota al jugador que se destacó ese día”, confiesa. De sus muchas notas de prensa, rescata las que le hizo al tricolor Fabián O’Neill, a quien considera el mejor jugador uruguayo que vio en su vida: “Tenía todo, era un mago, además de una gran persona”, señala, y de los extranjeros se queda con Diego Armando Maradona, a quien pudo entrevistar en 1995.

Este 2024 en la Secretaría de Deportes lo comenzó con las actividades de verano y una nueva edición del torneo de básquet juvenil Jr. NBA, que tuvo sus finales masculinas y femeninas en el Antel Arena, con la participación de equipos de todos los municipios de la ciudad. También en marzo, y en el marco de las actividades por los 300 años de Montevideo, recibió a un equipo nacional de atletas daneses que brindaron exhibiciones gratuitas en el Espacio Modelo y el Palacio Peñarol.

Además de la Maratón de Montevideo (domingo 5 de mayo), a la que ya se inscribieron más de 900 estudiantes, la jerarca anuncia la edición 28 de la tradicional carrera San Felipe y Santiago, que se realizará en noviembre. Antes, conversó con la diaria.

¿Cómo te llegó el ofrecimiento del cargo? Recién habías salido de El País.

No había salido, me echaron del diario, que fue una cosa muy dolorosa para mí. Me costó un poco entender la decisión porque me decían que mis notas eran las más leídas. Tenía la camiseta puesta, como la tengo ahora en este cargo que me toca ocupar. Me echaron en abril de 2021 y el 1º de mayo estaba en el balneario Bella Vista. Me encanta, pasé muchos veranos allá, pero siempre había tenido la ilusión de ver cómo era en invierno. No resultó una buena experiencia, sufrí el frío, y además estaba sola, porque mi familia tenía actividades en Montevideo. No la pasé bien, la soledad me mató bastante, pero era una experiencia que quería hacer. Un día estaba allá y recibí una llamada de la intendenta Carolina Cosse. Me sorprendió porque no nos conocíamos. Concretamos una reunión y después de pensarlo un poco acepté.

En pocos días se viene la Maratón de Montevideo. ¿Por qué es una de las actividades destacadas de la secretaría en el marco de los 300 años de la ciudad?

Cuando la intendenta Cosse me propuso el cargo me habló de dos cosas que ella consideraba muy importantes. Una era que la maratón recorriera muchos barrios de Montevideo, como pasa en otras ciudades del mundo. Antes acá se hacía en la rambla, que es preciosa, pero a los corredores de élite les gusta poder conocer la ciudad mientras compiten. Por eso durante los últimos dos años la maratón recorrió 26 barrios de Montevideo. La otra prioridad de la que me habló fue la de llevar el deporte y la recreación a los niños y jóvenes de los barrios más vulnerables. Eso también se logró, a través de un acuerdo con el Instituto Superior de Educación Física [ISEF], que funciona con pasantías remuneradas.

A propósito, en tu juventud habías querido ser profesora de Educación Física.

Sí, en la escuela y en el liceo era el área en la que más me destacaba. Fui la capitana del equipo de vóleibol, por ejemplo. También quería ser veterinaria.

Pero como terminé el liceo y enseguida me casé, no hice ninguna de las dos cosas.

Después empecé a trabajar en Primer plano, un programa que tenía Nacho Suárez en Alfa FM que era muy escuchado. Él me puso a hablar de fútbol, y me acuerdo de que el dueño de la radio le dijo: “Otra más de tus locuras, Nacho”. En un momento me di cuenta de que estaba hablando por la radio, pero necesitaba prepararme un poco, así que me anoté en el curso de periodismo de la UTU. Todavía no existía la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación. No sé si el periodismo era mi vocación, pero enseguida me gustó mucho. Sobre todo, la entrevista, que era mi fuerte, y la crónica. De hecho, mi jefe en El País, Miguel Carbajal, quería que hiciera entrevistas de otras áreas como política, y yo no quise; lo que más me gustaba era el fútbol y el deporte en general.

¿Cómo transitaste el cambio de rol que te trajo hasta la Secretaría de Deportes?

Al principio fue difícil, yo había hecho un concurso de gerencia deportiva y me fue muy bien, pero esto implicaba una responsabilidad mucho más grande que la que puede tener un club. De muchas cosas me enteré sobre la marcha, como que el servicio de guardavidas depende de esta secretaría. Al principio me costó, pero a medida que te involucrás con la tarea la cosa cambia, me ayudó la gente que ya trabaja acá y Federico Graña, mi jefe [director de Desarrollo Municipal y Participación de la IM], también me apoyó mucho.

¿Qué se siente trabajar en el estadio Centenario?

Me gusta que sea acá. Mirás para afuera y el entorno es precioso. Hace poco tuvimos una reunión con la Asociación Uruguaya de Fútbol, la Comisión Administradora del Field Oficial y la Secretaría Nacional del Deporte [SND], de cara al Mundial 2030 [el evento comenzará con un partido en el Centenario], y la idea que ellos tienen es que todas las reparticiones vinculadas al deporte, como el Comité Olímpico y la SND, se muden para acá. Estaría buenísimo. Veremos si se lleva a cabo.

¿Qué partido recordás en este lugar?

Me quedo con la final de la Copa América de 1995 frente a Brasil, con el equipo campeón de Héctor Pichón Núñez. Yo estaba embarazada y cuando iba a Los Aromos, donde concentraba Uruguay, a hacer notas, Álvaro Gutiérrez [futbolista de aquel plantel] me decía que íbamos a salir campeones y le iba a tener que poner Gloria Celeste a mi hija.

¿Qué significado creés que sigue teniendo para los uruguayos la medalla de oro que ganó la selección de fútbol en los Juegos Olímpicos de 1924?

Todo lo que pasó en esos juegos fue maravilloso. Era otro mundo, inimaginable para la forma como funcionan las cosas ahora. Por ejemplo, Uruguay derrotó a Suiza 3-0 en la final, y en los partidos que jugó antes goleó. Le ganó a Yugoslavia 7-0 y a Francia 5-1. Los europeos no sabían nada de nosotros. De hecho, los yugoslavos salieron a la cancha pensando que iba a ser un partido fácil para ellos. Esa diferencia de conocimiento hoy no existe, y toda esa cosa romántica de la primera vuelta olímpica con sombreros volando tampoco. O el regreso a Uruguay, con 100.000 personas esperando el barco que traía al plantel. Fijate cómo cambió el mundo que en esos Juegos Olímpicos participaron casi 3.000 hombres y sólo 136 mujeres.

Para los uruguayos estas cosas siguen siendo importantes y la historia pesa.

Hace poco vino una delegación de la FIFA a ver el estadio Centenario para el partido de 2030. A mí me impresionó uno de sus integrantes: un señor alemán de apariencia muy sobria, que era el número uno de infraestructura de la FIFA. Empezó a hablar, dijo que conocía muchísimos estadios del mundo, hermosísimos, pero que ahora no podía explicar lo que había sentido al entrar por primera vez a este estadio porque se emocionaba. Yo no podía creer que esa persona, que parecía tan fría, reaccionara así por entrar acá. Pero claro, es que acá en 1930 fue donde empezó todo. A veces no nos damos cuenta del valor que tiene en el mundo el fútbol de Uruguay.

A mí me da mucha pena que la selección de fútbol no haya clasificado a los Juegos Olímpicos de París 2024. Para nosotros era importantísimo que 100 años después de Colombes Uruguay estuviera presente en fútbol, sin desmerecer a la delegación del resto de los deportistas, que es una de las más grandes de la historia.

A este cargo supongo que le habrás puesto tu impronta.

Sí, por supuesto. También es cierto que dependemos de un presupuesto, y el que se destina a Deportes es uno de los más pequeños de la intendencia. Me cuesta entenderlo, porque con lo que hacemos aquí sólo le damos satisfacciones a la intendencia.

Una de las cosas que más alegría me dan de esta labor es llevar a cabo lo que la intendenta me pidió el primer día, y lo logramos a través de lo que hacen los estudiantes del ISEF con nosotros. Hace más de un año 32 pasantes remunerados están trabajando en los barrios más vulnerables de la ciudad con niñas, niños, jóvenes y adolescentes. El desafío sigue siendo integrar a los gurises que nunca salen de su barrio, que no quieren.

Hay un barrio que se llama Las Cabañitas, que queda a unas cuadras del Complejo Crece de Flor de Maroñas, un lugar que gestiona la intendencia y que está buenísimo, y es muy difícil lograr que los chiquilines de ese barrio vayan. Para ellos ir al Crece es como ir a Berlín. Nuestros pasantes entran a barrios donde no entra nadie más. Y eso pasa porque la gente del lugar los respeta y los quiere, porque sabe que van a hacer un buen laburo con los gurises.

El programa ABC + Deporte en territorio, en el que están insertas este tipo de acciones, no se reduce a llevar propuestas deportivas y recreativas, se trabaja para que quienes participan salgan a ver otras realidades. Por ejemplo, gurises de los municipios A, G y F vinieron al Centenario a ver el primer partido de la selección uruguaya de fútbol con Marcelo Bielsa, que coincidió con el homenaje a la selección sub 20 [por su título de campeón del mundo, en junio de 2023]. También fueron a ver partidos de rugby en el estadio Charrúa, y ahí quiero destacar a la gente de la Unión de Rugby, que trabaja muy bien en lo social. Muchas veces nos ponen sus ómnibus para ir a buscar a los gurises y les brindan una merienda.

En verano vienen todos a la playa, muchos por primera vez. Una pasante que hace muchos viajes en ómnibus –desde su casa al barrio donde viven los gurises, de ahí a la playa, de vuelta al barrio, y después para su casa– una vez me dijo que para ella ver la cara de los niños cuando se encuentran con el mar le vale todo el esfuerzo, y eso es un regalo al alma.

¿Cuál dirías que debería seguir siendo la principal función de la secretaría?

El deporte social y comunitario. Nos gustaría tener muchos más pasantes y más presupuesto para llegar a muchos más lugares de la ciudad. Estamos trabajando con niños carenciados económicamente y a veces también afectivamente; el cariño con el que reciben a los profes cuando llegan a los barrios es impresionante. Considero que es un granito de arena, pero te hace pensar que podés cambiar algo.