Este jueves 28, en la sala Delmira Agustini del teatro Solís, será la actividad “El día después”, donde especialistas internacionales expondrán sobre los desafíos que la inteligencia artificial (IA) plantea a la democracia, en el marco de la II Cumbre Mundial de Comisiones de Futuro, que termina este miércoles en Montevideo.

La actividad, que comenzará a las 19.00 y es con entrada libre, contará con las exposiciones del académico José Luis Martí, docente de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona y coordinador del Global Democracy Project; Lydia Garrido, directora de la Cátedra Unesco en Anticipación Sociocultural y Resiliencia; Lorena Echeverry, integrante del Centro Interdisciplinario en Ciencia de Datos y Aprendizaje Automático, y Eleonora Lamm, responsable del sector de Ciencias Sociales y Humanas de la Unesco para América Latina y el Caribe.

Luego de las exposiciones comentarán el diputado Rodrigo Goñi (Partido Nacional), presidente de la Comisión Especial Bicameral de Futuro del Parlamento uruguayo, y la senadora Silvia Nane (Frente Amplio), vicepresidenta de la comisión. La actividad será moderada por la directora de la diaria, Natalia Uval. La convocatoria parte de la iniciativa Día del Futuro de la diaria y de la Comisión de Futuros del Parlamento.
La II Cumbre Mundial de Comisiones de Futuros comenzó el lunes y termina este miércoles, y tiene como eje central el debate sobre los desafíos, amenazas y oportunidades de la inteligencia artificial.

En entrevista con la diaria, el docente de filosofía e investigador en teoría de la democracia José Luis Martí aseguró que la inteligencia artificial “está en todas partes” y es “una asignatura pendiente” incorporarla a la administración pública, y aunque reconoció que la tecnología “todavía es embrionaria”, dijo que es “urgente” aprobar una regulación internacional, ya que las legislaciones nacionales “no pueden servir de nada” ante los riesgos que implica.

El filósofo comparó a la IA con el descubrimiento de la tecnología nuclear. Cuando surgió, quienes trabajaron con ella comprendieron que era “demasiado buena”, tanto, que no se podía prohibir a pesar de sus riesgos. Ahora el panorama es similar, añadió. En este caso, lo complejo es que las herramientas que otorga la inteligencia artificial “pueden muy fácilmente romper la barrera de la privacidad”, y resultan “muy potentes para la manipulación política”, añadió.