En 2003, la editorial estadounidense Continuum tuvo una idea para sumarse al creciente mercado de la bibliografía musical: lanzar una serie de libros breves que, en vez de repasar toda la carrera de un artista o una banda, concentrara cada título en un disco. Así, la colección apostaba a un efecto metonímico (de la parte por el todo), en el que la atención se concretara en la exégesis de un álbum en particular, considerado un objeto en cierta forma independiente de sus creadores. Titulada 33 1/3 (la cantidad de revoluciones por minuto a la que gira un vinilo de larga duración), esa serie tuvo tanto éxito que ya se han publicado en ella –ahora por la editorial Bloomsbury, que compró Continuum– 127 títulos y están previstos 17 más.

Más allá del concepto general de “un disco, un libro”, 33 1/3 tenía algunas otras características distintivas. Una era lo ecléctico de la selección de álbumes a ser reseñados; la colección comenzó con un clásico (hoy en día ligeramente olvidado por las nuevas generaciones) de la inglesa Dusty Springfield, relacionado con el soul y el rhythm and blues pero absolutamente pop, Dusty in Memphis (1969), para continuar con un disco psicodélico de culto como Forever Changes (1967), de Love, y a lo largo de los 15 años de existencia de la serie se han dedicado volúmenes a obras de artistas tan diversos como Led Zeppelin, The Magnetic Fields, Céline Dion, Throbbing Gristle, Nas, The Rolling Stones, Miles Davis y Slint, intercalando varias de las obras más populares del siglo XX (y alguna del XXI) con otras de público absolutamente minoritario, aunque siempre prestigiosas en algún ámbito. Otra característica ha sido la de incluir como autores de los libros no sólo a críticos musicales, sino también a escritores reconocidos como Jonathan Lethem o incluso a músicos como John Darnielle (The Mountain Goats). Por último, 33 1/3 les ha otorgado enormes libertades a sus autores, tanto en la elección de los discos como en la forma de aproximarse a ellos, y abarca desde meticulosos trabajos puramente investigativos hasta análisis de orientación musicológica, acercamientos subjetivos estilo fan e incluso el trabajo de algún autor que usó un álbum como excusa para un texto creativo personal y libre.

Aun con esa amplitud estilística y genérica, la colección 33 1/3 sólo incluye discos y libros de autores anglosajones. Directamente inspirado en esa serie, el académico y crítico Gustavo Verdesio decidió proponerle a la editorial local Estuario una colección similar –titulada simplemente Discos–, que retomara la idea, planteando un esquema de trabajos similares a escritores y críticos locales (varios de ellos colaboradores habituales de la diaria, aclaremos para los susceptibles), pero obviamente dedicados a obras de músicos uruguayos o rioplatenses (al igual que ocurrió, en Argentina, con la serie Vademécum. Libros sobre discos, iniciada el año pasado con un libro de Martín Zariello acerca de Yendo de la cama al living –1982–, de Charly García). En el último semestre de este año, en Discos ya se editaron cuatro títulos, por ahora concentrados en álbumes del rock nacional posdictadura, pero con planes de una mayor diversificación futura que genere un trabajo crítico caleidoscópico sobre una historia musical que aún no llegamos a valorar en su justa medida.

De generaciones

Más allá del concepto base de Discos, el primer libro de la colección –del propio Verdesio, a cargo de su dirección–, no trata de un disco en particular (y si bien el título puede relacionarse con Sigue siendo rocanrol (1987), debut de La Tabaré Riverock Banda, es más obvia la referencia a It’s Only Rock ’N’ Roll –1974–, de The Rolling Stones), sino que es un paneo general sobre el momento histórico-cultural que vio surgir al rock posdictadura y una introducción a la serie. Con un trabajo intenso y abundante sobre la bibliografía cultural de la época, Verdesio reflexiona acerca de los estereotipos y visiones relacionadas con aquel rock en su momento, y revisa cómo han evolucionado a lo largo de las más de tres décadas transcurridas desde entonces. Es una obra elocuente, en la que el autor dialoga directamente con su propia generación, pero también con las que la sucedieron, intentando diferenciar entre las mitologías que se han establecido y el auténtico legado de aquellos tiempos.

Gabriel Peveroni, como Verdesio, pertenece a la generación que vivió en su adolescencia/juventud la aparición del rock posdictadura desde la primera fila de los recitales, es coetáneo de aquellos músicos y generó su propia obra creativa y periodística en forma paralela a aquella explosión musical, muchas veces evocada en su trabajo posterior. De alguna forma, era casi el nombre más lógico para encargarse del disco inaugural de la generación del rock de los 80, que forma junto a Montevideo agoniza (1986), de Los Traidores, y a Los Tontos (1986), la trilogía de álbumes alrededor de la cual se estructuraron el espíritu y la estética de aquella fase de la música montevideana –aunque tal vez cabría agregar Graffiti, de 1985, que reunía a todos los grupos esenciales de la movida–. Tango que me hiciste mal (1985), de Los Estómagos, fue el primero de todos aquellos discos y, por ello, posiblemente el que dejó una impresión más profunda en los adolescentes que habían pasado su infancia en la dictadura. El libro de Peveroni es en parte un trabajo periodístico –para el que se contactó no sólo con algunos de los responsables de Tango..., sino también con personajes laterales que convivieron con su génesis o que describen la impresión que les produjo–, y por otra un relato en primera persona del momento subjetivo del autor, que recuerda cómo el disco –y todo lo que se articulaba a su alrededor– se inscribió en su propia historia individual y su relación con su época. De modo complementario, en cierta forma, a las reflexiones de Verdesio sobre el efecto de destape que se corporizó en el punk uruguayo de fines de los 80, Peveroni intercala varias técnicas –entrevistas, comentarios sobre las canciones, anécdotas personales– y tonos distintos para ofrecer una fotografía muy reconocible de un espíritu colectivo maravillado y optimista, a pesar de la estética sombría de la obra examinada.

Ramiro Sanchiz es algunos años menor y pertenece a una generación intermedia entre la del rock posdictadura y la de la explosión de bandas como La Vela Puerca y NTVG, a fines del siglo pasado. Por lo tanto, no es sorprendente que (aunque reconoce que no era seguidor de los primeros pasos de La Trampa) haya elegido para su libro el disco Caída libre. Si bien fue lanzada en 2002, esa obra fue en cierta forma el cenit artístico y popular de una banda que funcionó como puente entre la seriedad temática del rock posdictadura y la solvencia técnica y comunicativa con un público más amplio, que distinguió a las bandas que encabezarían los Pilsen Rock. El libro de Sanchiz se concentra mucho más en lo estrictamente musical que los dos anteriores, con numerosas observaciones sobre tónicas, recursos de guitarra, tempos y arreglos, sin caer por ello en el análisis estrictamente musicológico que puede resultar árido para los melómanos sin formación musical. Al igual que el libro de Peveroni, este vuelve un ojo hacia el autor, pero en una forma que no es autobiográfica, sino más bien –por decirlo de algún modo– autoobsesiva, ya que Sanchiz aprovecha la obra de La Trampa para reflexionar sobre la conceptualidad temática en el marco del rock nacional y su relación con equivalentes externos.

Por último, el libro de Ignacio Martínez es el que marca una mayor distancia generacional entre su autor y la fecha de edición del disco, que es Otra Navidad en las trincheras (1994), de El Cuarteto de Nos, editado cuando él tenía apenas siete años. Esto lo lleva a adoptar una mirada periodístico-histórica, pero con una perspectiva más despersonalizada (aunque estilizada para aproximarse a la irreverencia de su objeto de estudio), centrándose en los testimonios de los partícipes directos –los músicos del Cuarteto– y en sus recuerdos de la creación de aquella obra, el éxito más improbable de la historia del rock uruguayo. Con un bagaje de revelaciones sorprendentes –sobre todo en relación con el primitivismo infraestructural de la banda y sus asombrosos recursos para superarlo, así como su absoluta falta de autoconciencia sobre el poder de aquellas canciones–, este es hasta ahora el libro más convencional, pero también el más informativo, de la colección.

Con sus claras diferencias de abordaje, los cuatro volúmenes de la serie van armando cierto canon y conversando entre sí, en lo que se plantea como una obra sedimentaria, cada vez más rica y matizada, que va edificando una imagen fragmentaria, múltiple y compleja de un mundo que tal vez no se pueda ir definiendo de otra forma. Para los melómanos locales, son las primeras piezas de un puzle fascinante.

No es sólo rock and roll, de Gustavo Verdesio; Tango que me hiciste mal, de Gabriel Peveroni; Caída libre, de Ramiro Sanchiz; Otra Navidad en las trincheras, de Ignacio Martínez. Colección Discos de Editorial Estuario, 2017.