La Comisión de Salud Pública de la Cámara de Senadores recibió, este martes, a tres delegaciones, las penúltimas que convocó por el proyecto de eutanasia. En esta oportunidad concurrieron representantes de la Unidad Académica de Bioética de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República (Udelar), de la Asociación Cristiana Uruguaya de Profesionales de la Salud y del grupo Muerte Asistida Digna en Uruguay (MADU).

A su vez, este miércoles, en diálogo con la diaria, la senadora por el Partido Colorado y presidenta de la comisión, Carmen Sanguinetti, quien hace ya un buen tiempo comunicó que no acompañará la iniciativa, adelantó que la próxima semana la comisión recibirá a las últimas dos o tres delegaciones y que quedaron “al menos 20” sin ser convocadas por “la presión” que hay con respecto al avance del tema.

“Me hubiese gustado recibir, por ejemplo, a todos los penalistas juntos, lo mismo con las universidades, pero es difícil por la agenda”, agregó la senadora, aunque de todas maneras aseguró que se le dio el trato “acorde a un tema tan sensible y complejo”. Por último, aseguró que la comisión sigue trabajando y que en lo personal propondrá nuevas modificaciones al texto, basada en las observaciones de las delegaciones.

En tanto, el senador nacionalista Amin Niffouri, el último en decidir su postura sobre el proyecto, dijo a la diaria que finalmente votará en contra porque “aunque varias garantías quedarán aseguradas con las modificaciones que se puedan realizar, antes de que avance la eutanasia debería ser un hecho la universalidad de los cuidados paliativos”.

Por el momento, en esta comisión el proyecto de ley no cuenta con la mayoría necesaria para la aprobación ya que cuatro de los siete legisladores integrantes –Sanguinetti, Niffouri, Carmen Asiaín (Partido Nacional) y Guido Manini Ríos (Cabildo Abierto)– no lo acompañan.

La senadora frenteamplista Sandra Lazo dijo a la diaria que el proyecto pasará a debate en el pleno de la cámara con un informe en mayoría y otro en minoría. Sin embargo, Sanguinetti relativizó esa afirmación y sostuvo que por el momento lo prioritario son las eventuales modificaciones que se aplicarán al texto que se votó en Diputados: “Probablemente termine pasando al plenario, aunque aún no se sabe qué”, expresó la presidenta de la comisión.

Las posturas de las delegaciones

Según consta en la versión taquigráfica de la sesión el martes, a la que accedió la diaria, la Unidad Académica de Bioética de la Facultad de Medicina de la Udelar no se mostró explícitamente a favor o en contra, aunque hizo algunas puntualizaciones en temas como la dignidad de las personas. La segunda delegación, la Asociación Cristiana Uruguaya de Profesionales de la Salud, se expresó en contra, y MADU a favor, como desde el inicio de la discusión sobre la legalización del proceso.

Desde la Unidad de Bioética se centraron en transmitir a los legisladores la importancia de que la iniciativa considere el concepto de dignidad. “Entendemos que la muerte es parte de esta vida y que tanto la vida como la muerte deben ser dignas”, y tanto quienes están a favor como aquellos que están en contra de este proyecto de ley y de la eutanasia “en general afirman lo mismo”, expresó la delegación. Los especialistas agregaron que antes que nada “se deben sacar los extremos” de la discusión, por ejemplo, el hecho de pensar que, por un lado, existen personas que quieren “exterminar” a través de la eutanasia y, por otro, que “hay gente que quiere que alguien sufra hasta no poder más, como si fuera un mártir sobre la tierra”.

Por su parte, la delegación de profesionales cristianos fue bastante más contundente en un punteo en contra del proyecto en el que, entre otras cosas, manifestó que ante una eventual aprobación de la ley de eutanasia, y “considerando el número de casos de depresión y suicidio en nuestro país, pensamos que podría darse un nuevo incremento de las cifras de mortalidad por suicidio”, así que “en lugar de prevenir, estaríamos promoviendo la conducta suicida, dando reconocimiento y aprobación a ese tipo de pensamiento”.

Por último, MADU se posicionó en contra de algunos argumentos de quienes no apoyan la legalización de la eutanasia, por ejemplo, sobre el hecho de que quienes tienen menos recursos quedarían expuestos al proceso sin otras garantías anteriores a la decisión. Sobre esto, la delegación sostuvo que “más o menos la tercera parte de la población necesita cuidados paliativos, pero dentro de la población que recibe los cuidados, entre un 5% y un 10% es refractaria a los medicamentos”. Esto significa que “no hay forma de quitarles el sufrimiento”.

A su vez, en Uruguay mueren “unas 33.000 personas al año, es decir, que entre 500 y 1.000 personas por año, al momento de estar en el proceso final de su vida, están teniendo un sufrimiento insoportable y son refractarias a los tratamientos paliativos”. Además, “ese porcentaje es similar a la cantidad de personas que solicitan eutanasia en aquellos países en los cuales se practica desde hace décadas”, por ejemplo, Holanda y Bélgica.

En síntesis, “el sufrimiento insoportable al momento de morir es independiente del dinero, porque el sufrimiento insoportable no está asociado a si una persona es rica o pobre, está asociado a si una persona tiene ELA [esclerosis lateral amiotrófica] o tiene cáncer”, concluyeron.