De los días y las noches (mensajes para un niño que está lejos), de Mariella Nigro, obtuvo el Primer Premio de Poesía Édita en los Premios a las Letras del Ministerio de Educación y Cultura en 2023. Es un poemario escrito en prosa y en verso, con estructura epistolar. El destinatario explícito se menciona en la dedicatoria, “a Marco”, niño, hijo, nieto que se encuentra lejos en la geografía y al que se le envían misivas con el afán de acortar distancias.

Los trechos se hacen otros con el fluir de la lectura, de modo que Marco bien puede ser, también, ese infante íntimo que lejos está ya del presente de quien lee. Acorde con esto, se va ahondando en una misma, yendo hacia un atrás que si bien es un antes no funciona como una isla sino como un canal. Es decir: la conexión con la infancia propia es tan fugaz como las imágenes en movimiento.

Y ese ejercicio dialoga con la distancia geográfica en esto de posar los versos en un espacio en el que la tierra se gana al mar o en un Montevideo de vista al estuario y de cara al viento. Las distintas coordenadas entre el emisor y el destinatario resultan más que espaciales, temporales: “Y yo ya tengo algo de ciudad vieja, de hueso de barco, de piel de escollera. Y tú llegarás a tener aires de canal y de molino y amarras en baldosas de otro puerto”.

El diálogo sensible entre el lenguaje pictórico y la literatura es otro de los aspectos que su obra ofrece; en este caso, de forma discreta trenzados en sus versos aparecen nombres como los de Tolstói, Rembrandt, Van Gogh, Pizarnik, Sor Juana, Quevedo, Vermeer. Tampoco el mito es ajeno a este intercambio: asistimos a un poemario de erudición. La navegación con sus misteriosas sirenas, algún Ulises, campos en flor de Cloris y la eterna Atlántida brindan el halo de misterio que la experiencia humana no explica.

Nigro sacude como una ola la lectura poética cuando recurre a técnicas propias de la narrativa, como la presencia del nudo. Al fluir de las páginas se constata cierta tensión referida a la posibilidad de realizar una acción, que parecería brindar las claves que el emisor en su circunstancia no encuentra; este desencadenamiento se adueña de la voluntad lectora. Se lee poesía, pero hay un asunto por ser resuelto que le quita al que lee la posibilidad de recurrir a la tranquilidad de un viaje seguro.

Las olas rompen contra la nave manteniendo un ritmo que remite a un leitmotiv wagneriano. Entonces, los títulos se repiten con variantes numéricas que, como maroma, guían al lector, dado que estos escritos cambian, se muestran reelaborados y proponen distintas profundidades, aunque mantengan casi el mismo paratexto. Se avanza en espiral, los leitmotiv departen entre sí y resultan tópicos como la soledad, el tiempo y el espacio.

Estos motivos no hacen más que recordar la ausencia del que no está o del otro tiempo, y la escritura se presenta como un intento de presencia. Una vez que el hombre cae al mar abierto, la escritura lo mantiene a flote, apenas con algo de aire; este código escrito no se ajusta a las necesidades del náufrago, no obstante, se transforma en un dispositivo de memoria que lo mantiene con vida: “Tengo miedo de olvidar tus primeras palabras, en realidad, todas las palabras, los nombres de las cosas, las fechas, los lugares. Esta es mi máquina de memoria: para no olvidar las palabras, día a día leo poesía”.

De esta manera, los motivos se cruzan con el asunto a develar, que, como caja de alguna madera, no se hunde en las profundidades, sino que flota durante el naufragio y promete ambrosía cuando se abra, a salvo, en la orilla.

Mariella Nigro nació en Montevideo, Uruguay, en 1957, es egresada de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales (Universidad de la República), poeta, ensayista. Ha publicado nueve libros de poesía y dos de ensayos literarios. Obtuvo varios premios nacionales y municipales, entre ellos, en los Premios Nacionales de Literatura del Ministerio de Educación y Cultura.

De los días y las noches (mensajes para un niño que está lejos), de Mariella Nigro. Yaugurú 2022.